
Después de casi un mes en estas tierras encuentro muy dificil describir a Guinea. Moviéndome por las calles veo un factor que se repite : caras de resignación, de entrega, de desesperanza. Aquí las caras no tienen esperanza, alegría ni el mas mínimo atisbo de ilusión. Esto es así , esto es Guinea y ..... a quien le importa? a veces creo que a nadie !
Pero cuando entro por la puerta del orfanato y atravieso esta frontera ficticia veo cientos de caritas de alegría, ilusión y energía. Tal vez he salido de Guinea .... ? Aquí todo es bullicio, gritos, cantos, juegos, abrazos y si, por que no decirlo, alguna pelea entre "enanos" defendiéndose como pueden. Aquí no está papá ni mamá para defenderlos.
Mi día empieza a las 06:30 con el canto de diferentes pájaros que han anidado en las ramas que llegan a mi ventana, minutos después la ola de estruendos de los niños del orfanato saliendo a desayunar, cantos y a levantarse. Adoro el momento de entrar al baño a darme una ducha para aliviar la temperatura. Nunca imaginé que pudiera sudar de esta forma. Desayuno rápido y al hospital. Allí la gente es muy cálida, luego de saludar a todos : secretaria, técnico de laboratorio, vigilante, ayudante de la puerta, partera .... a trabajar. La consulta empieza a las 9 am. Estos pacientes distan mucho de los que veo en mi trabajo de España (trabajo en UCIN), aquí veo pacientes con dolencias de medicina interna, infectología, ginecología y algo de pediatría general. Luego de una semana ya era capaz de pasar consulta sola sin traductor, no obstante de vez en cuando hay que pedir ayuda, no todos hablan crioll o portugues.
A eso de la 1-2 pm es el almuerzo, reunidos en el comedor con toda la gente de la casa y por lo general nos queda algún tiempo para descansar, sobre todo para huir del calor infernal de esa hora. A las 5 pm entregamos recetas de tratamientos según los resultados de los análisis de la mañana. A las 7-8 la cena y luego tiempo de tertulia, algún paseito por la ciudad y a descansar.
La noche es larga para mi a causa del calor. A la media noche apagan el generador, por ende, el milagro de los ventiladores se esfuma.
Por lo general tenemos pacientes ingresados y teniendo en cuenta que duermes con 145 niños, siempre hay alguno malito que debo valorar.
Al principio me aterraba ver la parsimonia de la gente por aquí, pero al vivir en estas temperaturas entiendo por que Africa vive a otro ritmo.
Mónica
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