Nha Kau

Anoche llegue a Bissau. Después de unas cuantas horas de aeropuertos y de vuelos por fin aterricé a las 2 más o menos. Es curioso cómo se mueve aquí la gente. Hace muchísimo calor, pero eso no algo que importe demasiado, dicen que pronto vendrá la estación de lluvia y refrescará.

Creo que aún es pronto para poder opinar. Pero si puedo decir algo. Ha coincidido mi llegada con el quince aniversario de la llegada de Mami Isabel y Tía Eugenia a Bissau. Hoy es un día de fiesta y han venido misioneros de distintos puntos del país. Cada uno tiene una historia muy particular. Son matrimonios con sus hijos biológicos y con sus hijos adoptivos de Guinea. Unos de Portugal, otros de Brasil, de Costa Rica… Esta gente ha dejado atrás su país y sus familias para dedicar su vida por completo a los guineanos. Viven con una sonrisa plena. Son felices con lo que hacen. Deben haber luchado mucho para poder haber construido esto.

Hay niños por todas partes. Juegan, ríen, se te acercan al principio con desconfianza. Desconfianza que dura apenas tres segundos. Enseguida pasan a abrazarte, a jugar contigo. Todos te entienden. Intento chapurrear algo de portugués, pero la mayoría hablan criollo. A pesar de esto, los niños te entienden cuando les hablas en portugués o en español. ¿O será que para los niños no hay otro idioma que el idioma de los gestos, la mirada o las sonrisas? Porque ahora que caigo yo no hablo portugués, ni entiendo el criollo. Sin embargo me casi logro comunicar con ellos. ¿¿¿????

De momento es pronto para poder contar mucho más. Gracias otra vez por permitirme estar aquí. Intentaré aportar algo.