Esta tarde ha llegado un nuevo miembro a la familia. Una niña de 10 días, que nació prematura y tan sólo pesa 1 kgr. ¿ Como voy a negarme a recibirla? Dice Isabel con una amplia sonrisa. Son sus niños, todos y cada uno de ellos, los siente como propios y habla de ellos con orgullo, como haría cualquier madre. Los más pequeños viven con ella en su casa. Es enternecedor entrar y ver toda esa cantidad de cunas, con bebes de diferentes edades, miràndote con esos ojazos….imposible resistirte ¡ Te los llevarías a todos a casa. Muchos de ellos llegaron aquí con problemas serios de desnutrición o distintas enfermedades o malformaciones. Necesitan muchos cuidados, y será difícil atender todas sus necesidades a medida que vayan creciendo. Por esto es muy importante la labor de los padrinos, una ayuda sin la cual muchos de estos niños no podrán recibir la atención y los medicamentos necesarios para su subsistencia. No podrán mostrarte las mejores notas del colegio, o un dibujo muy elaborado, pero lo que si es seguro es que cuando veas su fotografía con la mejor de sus sonrisas, te darás por satisfecho.
Es difícil entender o imaginar la realidad de estos niños si no lo ves de primera mano. A veces, los programas de apadrinamiento son medios para enriquecer a intermediarios poco preocupados por si los niños van a poder comer o ir a la escuela. Pero yo que estoy viviendo la situación día a día, comprendo que un dinero que para nosotros no supone casi nada, o lo que te gastarías un domingo en el cine, aquí sirve para mucho más de lo que te imaginas. Con él se paga la comida, ropa, medicamentos, el sueldo de las mujeres que trabajan en el orfanato cuidando a los niños, el material escolar……nada de lujos, lo básico. También se favorece la implicación de la comunidad, dando empleo a mujeres que de otro modo no tendrían ninguna fuente de ingresos, a menudo la única en su hogar.
1 Response to Diario de Magda en Guinea Bissau 4
Visto desde donde tú lo ves, la verdad es que es más fácil que desde aquí ver la labor que hacen los padrinos. O mejor dicho, todo lo que estas ONG puede hacer con los cuatro duros que les damos al mes. Tengo un renacuajo apadrinado y cada vez que me envían las fotos, o las notas o sus dibujos, me sigo emocionando. Pero gracias por recordarnos que esos 20 euros tienen un rostro tan dulce.
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