Nha Kau

Hoy quiero escribir sobre la diferencia más palpable del mundo Europeo con el Africano, ayer de vuelta a Casa Emanuel, Javier me hizo esta reflexión que me pareció interesante escribir sobre ello.

Aquí no existen los relojes, el tiempo lo marca la luz del día, para los habitantes de este país el tiempo es su gran aliado, no tienen prisa, duermen cuando tienen sueño, comen cuando tiene hambre, conducen por donde quieren…

Nosotros que tenemos todo el día organizado desde que nos despertemos, porque un aparato dice que ya hemos dormido lo suficiente y ya es la hora de levantarnos, que nos paramos en medio de la calle un minuto y medio, porque un señor ha programado un semáforo para ello creyendo que es lo más conveniente, que comemos a una hora determinada porque nos han dicho que el almuerzo es a las 10horas y no cuando tenemos hambre y que en 15 minutos ya hemos dejado de comer y se nos ha pasado el hambre porque nos tenemos que incorporar al trabajo.

Aquí el Hospital se para cuando los sanitarios se van a almorzar, si le preguntas a un paciente ¿es cierto que no hay nadie para atenderle? Él te contestará: "Por supuesto, los sanitarios tienen hambre y se han marchado a comer". Si un guardia aquí te dice que te desvies del trayecto que tenías marcado, los coches seguirán su camino sin importarles lo que diga ese señor vestido diferente y que hace gestos con los brazos, ¿Quién es ese señor para decirme que yo no puedo pasar por ahí, si esa es la ruta que yo quiero hacer?

Los horarios que para los Europeos son tan estrictos, si un autobús llega 10 minutos tarde maldecimos al conductor que se justificará, si aquí un toca-toca llega 2 minutos tarde nadie dice absolutamente nada y el hecho es que te sentirías ridículo, intentado recriminarle algo así, el toca-toca es suyo y ya no hay más que discutir, hace con él lo que cree conveniete.
Este país es un caos, pero, verdaderamente, los Europeos vivimos pendientes de un aparato que nos dice cuando tenemos que comer, dormir, trabajar… ¿somos los que tenemos la razón?, ¿estamos en lo cierto cuando no escuchamos nuestras necesidades fisiológicas pero sí hacemos caso de un aparato, que mide el tiempo que tenemos que emplear para acallarlas?

Aurora.