Si no lo veo... no lo creo... yo, en un quirófano... viendo al dr.Iván Mañero operar a una señora con un posible tumor en el pecho... mientras ella se queja de que está cansada de estar tumbada y pregunta si falta mucho por acabar... y con la aprehensión que tenía yo a todo tipo de agujas, suturas... dos palabras... im presionante...
Todavía duran los efectos de la visita del dr.iván al centro médico emanuel. todavía hoy viene gente para pedir visita con el doctor!!! fueron pocos días (nos hubiera encantado tenerlo aquí por más tiempo, hasta se habló de robarle el pasaporte...), pero muy muy intensos, gratificantes y productivos.
En este país hay la costumbre de hacer la circuncisión a todos los niños: en una etnia lo hace el "cancorán", una especie de brujo, que se pasea vestido de rojo y con unas plumas, bailando con unos machetes, y se lleva al bosque a los niños que no la tienen hecha para hacérsela allí (fanado le llaman ellos, con la mala suerte de que yo lo dije así en el orfanato y los niños pensaban que había un brujo que se los llevaba.... por suerte alguien se lo explicó bien... a ellos... y a mí... ups!!). así que no hizo falta anunciar la llegada de un cirujano blanco que hacía circuncisiones, entre otras cosas, en el hospital, que ya tenía una larga lista de interesados (y yo que tenía miedo de no tener pacientes para el doctor...).
Las operaciones en sí eran lo de menos, estaban en buenas manos y no había ningún peligro. Lo que nos hizo sudar más (no sólo el calor que hace aquí justo antes de las lluvias) fue preparar el quirófano. Era la primera vez que se operaba, se tenían que montar máquinas, preparar material... y con la posibilidad de que faltaran cosas. pero...quien sabe...sabe, y con poca cosa y mucha paciencia se pudo tener preparado el quirófano para empezar a operar.
No voy a contar las operaciones (que no sólo fueron circuncisiones,hizo la reconstrucción de la mano de dos niñas quemadas, una mastectomía, la hernia umbilical de un bebé... ), ya lo hizo el doctor Iván, pero sí voy a contar la experiencia de sentirse útil, de sentir que aunque a veces uno saldría corriendo porque hay cosas que no entendemos, por el calor, por el cansancio... son momentos, y pasan en Guinea y pasan en España también. Pero la experiencia de escuchar a la señora a quien le hizo la mastectomía decir que se encuentra muy bien, que la ves sonreír y ya no tiene esa mirada de tristeza y de desesperanza, éso vale todos los momentos difíciles que uno pueda pasar aquí. y eso es un ejemplo, pero cada día hay muchos más. La vida en África, igual que en todas partes del mundo, no depende tanto de lo que vives... sino de cómo lo vives.
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