viernes, 8 de octubre de 2010

Mi primera semana en Bissau

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Después de una semana en el barrio de Afia, la percepción de la enfermedad cambia.
Nosotros que tendemos a medicalizar cualquier problema, si mi niño se levanta de la siesta con moquitos, va al servicio de urgencias en el que un médico (licenciado) lo revisa y pone un tratamiento, que pagará el estado, mientras que en esta parte del mundo el mismo niño estará con 40ºc de fiebre y vomitando desde hace una semana y hasta que no sienten que va a morir no lo traen al médico, para aplicarle un tratamiento que tendrá que pagar de su propio bolsillo y que si no tiene la suficiente capacidad económica para hacer frente al gasto, en la mayoría de los casos muy superior a sus ingresos, el problema tendrá un trágico final.

Para nosotros que todo tiene solución, ahí está el médico, el personal sanitario, los mejores hospitales con las técnicas más avanzadas, que tienen la obligación de curarnos de cualquier problema que nos azote. En esta parte del continente africano el hospital no tiene personal cualificado, no tiene recursos materiales, ni tampoco cultura para acudir a un profesional sanitario. Recurren a sanadores, curanderos o a la religión. Para la mayoría de los habitantes de este país el hospital es el último recurso al que acudir en caso de enfermedad.
Y he de decir que bajo mi perspectiva europea yo tampoco asistiría al hospital público de Bissau.
En esta semana he tenido la oportunidad de colaborar en las curas que se realizan allí, las condiciones en las que se llevan a cabo, el abuso que comenten los profesionales con los pacientes, la mala organización, la mezcla en la misma habitación de diferentes edades desde niños de dos años hasta abuelos con diversas patologías. Para poder llevar a cabo nuestra labor en el hospital Simao Mendes, así es como se llama, tenemos que recurrir a la caridad de otras organizaciones que colaboran en el país, que nos facilitan el material para poder llevar a cabo nuestro trabajo. Lo mejor de poder realizar este trabajo es la sonrisa de los pacientes y el agradecimiento que nos muestran al ver que sus heridas cicatrizan tras meses de involución.

¿Por qué el haber nacido 200 kilómetros arriba o abajo, a la derecha o a la izquierda sigue marcando tan profundamente el paradero de nuestro destino? ¿Tan importante es el color de la piel? ¿No existe una verdadera evolución de las civilizaciones? ¿Los países pobres no quieren, no pueden o no les dejan avanzar? ¿El pertenecer a una religión u otra es lo que decide si debemos vivir o morir?¿ Llegaremos a igualar alguna vez la balanza de las injusticias? Espero poder responder a alguno de estos interrogantes a lo largo de mi estancia en este maravilloso y sorprendente país.

Aurora Gª Bermejo.

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1 Response to Mi primera semana en Bissau

Anónimo
17 de octubre de 2010, 18:17

Hola Aurora: Tuve el placer de conocerte unos días antes de tu marcha a Bissau. Te vi una chica con ilusión, con ganas y con coraje. Yo he estado allí, yo he vivido Bissau, pero hacía tiempo que no se me ponía "piel de gallina", y me ha pasado al leerte. Son interesantes las preguntas que te haces. Si te sirve de algo yo aún no he conseguido respondérmelas. Lo único que puedo decirte es que quiero seguir observando en ti ese coraje que me parecio adivinar en ti. Quién sabe si dentro de algún tiempo ya no será necesario plantearnos este tipo de cosas. Aporta tu granico y ya veremos. Un beso enorme desde Murcia y da muchos recuerdos a toda esa gente que se quedó con un "trocico" de mi.
Curro

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